¿Qué es la leptina?
La leptina, es una proteína producida de forma exclusiva por el adipocito o célula grasa que fue descubierta en 1950 de forma casual y desde entonces se ha avanzado mucho en la comprensión de la relación obesidad, regulación del hambre y metabolismo. Una falla en su concentración puede llevarnos a comer compulsivamente como verás en el siguiente artículo.
Esta hormona se produce de forma directamente proporcional al incremento del tejido adiposo. Obedece también a un ritmo circadiano siendo mayor su secreción en la mañana y menor en la noche.
Su concentración se eleva después de la ingesta, disminuyendo de forma drástica en el ayuno prolongado.
En las mujeres, debido a su mayor porcentaje de grasa corporal y de estrógenos existe una concentración más elevada de leptina que en ocasiones ronda el 75% más que en los hombres.
¿Cómo actúa?
Luego de su secreción, la leptina cruza la barrera hematoencefálica y ejerce su acción a nivel de sus receptores hipotalámicos. El estímulo de estos receptores desencadena sensación de saciedad además de incrementar el metabolismo, frenando de esta forma el aumento del peso corporal.
En un principio se pensó que era por fin la tan ansiada cura de la obesidad y se comenzó a sintetizar y a utilizar de forma experimental. Pronto vino la desilusión. En la mayoría de los casos no se logró una modificación consistente del peso corporal ni modificar la conducta alimentaria de los obesos en los que se utilizó. ¿Por qué ocurrió esto? ¿Por qué comer compulsivamente siguió siendo un problema?
Resistencia a la Leptina
Al medirse los niveles de leptina en las personas obesas se encontraron niveles de esta por encima del 300% de los valores normales, lo cual corroboró que existía una resistencia a la acción de la misma. Por tanto, cuando se administraba más leptina no se obtenía ningún resultado.
¿Por qué ocurre?
Recordemos que, para llevar a cabo su acción a nivel hipotalámico, la leptina tiene que atravesar la barrera hematoencefálica. Esto sucede mediante unos transportadores, los cuales se encuentran disminuidos en las personas obesas y se saturan ante niveles altos de esta proteína. Por tanto, un nivel elevado de esta última no ejerce mayor acción, pues no llega a su destino.
La Leptina falla.
Niveles de estimulación altos de forma sostenida hace que los receptores hipotalámicos de leptina se vuelvan refractarios a su señal, manifestando resistencia a la misma. Entonces se suprime la sensación de saciedad apareciendo de forma paradójica el hambre y la disminución del metabolismo.
Por otro lado, los altos niveles de leptina inducen resistencia la acción de la insulina comportándose como factor de riesgo para la Diabetes Mellitus.
Comer compulsivamente.
Así es como el aumento exagerado de la leptina produce sensación constante de hambre y por tanto incremento del peso corporal, con tendencia a la disminución de actividades físicas, efecto propio de la ralentización del metabolismo. Esto hace que comer compulsivamente no sea extraño y en muchas ocasiones lo hagamos con lo que más cerca tenemos, la comida chatarra. En estas generalmente predominan las grasas, las cuales son otro factor importante que estimula la secreción de leptina, reforzando así el proceso.
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Terapia con leptina
Generalmente no es necesario tomar esta sustancia ya que el cuerpo la produce en cantidades suficientes para mantener el equilibrio metabólico.
En algunas personas el uso de leptina es de utilidad como en los casos de obesos con insensibilidad endógena a la leptina (5% aproximadamente).
Existen casos de hipolectinemia en mujeres con muy bajo peso corporal donde su administración resulta beneficiosa para mejorar la ovulación y el patrón menstrual, así como la función tiroidea que también se encuentra afectado en estos casos.
Uso para bajar de peso
Estudios realizados en diferentes grupos de personas en los que se ha utilizado el tratamiento con leptina como monoterapia solo han reportado una disminución leve del peso, sobre los 7 kg en un periodo de 6 meses.
Por esta razón, su uso debe ir acompañado de cambios en el estilo de vida que incluyan una alimentación sana conjuntamente con la práctica de ejercicios físicos.
¿Cómo mejorar la sensibilidad a la leptina?
Existen formas para mejorar la sensibilidad a la leptina y con ello disminuir la sensación perenne de hambre y la obesidad. Aquí te dejo algunos consejos.
- Elimina el azúcar de la dieta: solo aporta calorías vacías, produce obesidad e hipertrigliceridemia, esta última eleva la resistencia a la leptina.
- Evita la comida chatarra: generalmente trae exceso de grasa y con ello obesidad y resistencia a la leptina.
- Come más vegetales: el contenido en fibras de estos alimentos disminuye la obesidad y brindan sensación de saciedad.
- Realiza ejercicios físicos de forma frecuente: se ha demostrado que mejora la sensibilidad a la insulina y a la leptina.
- Ingiere suficientes proteínas: estas incrementan la sensación de saciedad mejorando la acción de la leptina.
- Duerme lo suficiente: un sueño reparador disminuye la producción de cortisol, la obesidad, la resistencia a la insulina y mejora la acción de la leptina.
Resumiendo
A manera de resumen podemos decir que la leptina es la hormona que retroalimenta a nuestro cerebro sobre el nivel de las reservas de grasa. Desencadena a nivel hipotalámico respuestas adaptativas de saciedad o hambre acompañado de incremento o disminución del metabolismo según convenga.
El peso excesivo conlleva a un incremento sustancial en la producción de leptina, apareciendo por diversos mecanismos la resistencia a la leptina. En este punto los niveles altos de leptina no son capaces de estimular el centro de la saciedad por lo que predomina la sensación de hambre continua que conlleva a comer compulsivamente y aún más, disminuye el metabolismo.
Se pone en marcha un ciclo de retroalimentación positiva donde su espiral alcanza niveles cada vez más altos. Su solución estriba en el cambio de comportamiento, promoviendo la práctica de estilos de vida saludables.
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