Las grasas son imprescindibles para la salud, cumplen acciones específicas sin las cuales sería imposible la vida. Son una fuente importante de energía, de vitaminas, de hormonas, cumplen roles como antioxidantes, forman parte de membranas celulares entre otras muchas funciones. Representan el 35% de una dieta saludable y se aconseja que al menos el 20% de estos sea monoinsaturados. El aceite de oliva es su máximo exponente. Aquí te explicamos por qué.
El aceite de oliva se clasifica como un ácido graso monoinsaturado. Estos son los más beneficiosos para el organismo desde el punto de vista cardiovascular y metabólico. Son menos propensos a la oxidación por lo que son menos aterogénicos. Además, son capaces de disminuir el colesterol malo (LDL) y elevar el colesterol bueno(HDL).
Dentro del aceite de oliva podemos distinguir el virgen y el extravirgen. Este último posee cualidades superiores no solo por su textura, su color más claro y su mejor sabor sino además por su método de obtención. En este no se usa calor ni aditivos químicos para su extracción sino solamente el prensado en frio, lo cual lo hace más saludable ya que cuando los aceites se exponen a altas temperaturas modifican su estructura química volviéndose más aterogénico y provocando a largo plazo mayores complicaciones cardiovasculares. Es una de las causas por lo que se recomienda no reutilizarlos en la cocina.
Así, dentro de los ácidos grasos monoinsaturados encontramos el aceite de Canola y el de Oliva, y dentro de este último se prefiere por sus características el extravirgen.
No obstante de los beneficios antes mencionados, en el paciente con diabetes tiene gran importancia las medidas. Si sobrepasas la media de 35% aproximado de grasas en la dieta ( de 2 a 3 cucharadas diarias) estarás en riesgo de descontrol metabólico y aumento del peso corporal.
Sitios consultados: https://fundaciondelcorazon.com/blog-impulso-vital/3889-grasas-untables-y-aceites-aliados-o-enemigos-de-tu-corazon.html
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