
La osteoporosis en la tercera edad es una enfermedad médica en la que los huesos pierden densidad y calidad, volviéndose frágiles y propensos a fracturas. Esta enfermedad silenciosa afecta a una gran cantidad de adultos mayores en todo el planeta, convirtiéndose en un desafío crítico para los sistemas de salud pública.
Las fracturas relacionadas con la osteoporosis no solo causan dolor físico intenso. Estas lesiones pueden quitarte tu independencia, limitando tu movilidad y afectando tu calidad de vida de manera significativa. Los costos asociados al tratamiento y rehabilitación representan una carga económica considerable para familias y sistemas sanitarios.
¿Qué es la osteoporosis en la tercera edad?
La osteoporosis en la tercera edad es una enfermedad ósea progresiva que debilita la estructura interna de tus huesos. Imagina tus huesos como una esponja: cuando tienes osteoporosis, los agujeros de esa esponja se hacen más grandes y numerosos, reduciendo la resistencia del tejido óseo.

Esta condición se caracteriza por la disminución progresiva de la densidad ósea y el deterioro de la arquitectura microscópica del hueso. Tu esqueleto pierde su capacidad de mantenerse fuerte y resistente, volviéndose frágil y susceptible a romperse con facilidad.
El problema fundamental radica en el desbalance del proceso natural de renovación ósea. Durante toda tu vida, tu cuerpo elimina tejido óseo viejo y lo reemplaza con tejido nuevo.
Con el envejecimiento, este equilibrio se rompe: tu cuerpo destruye más hueso del que puede regenerar. Esta pérdida acelerada crea una estructura ósea porosa y débil.
Las fracturas osteoporóticas ocurren con mayor frecuencia en tres zonas específicas:
- Muñecas: especialmente al intentar amortiguar una caída con las manos.
- Columna vertebral: provocando compresiones vertebrales que pueden causar pérdida de altura y una postura encorvada.
- Caderas: representan las fracturas más graves y discapacitantes.
Estas fracturas pueden ocurrir incluso con traumatismos mínimos, como un tropiezo leve o al levantar objetos cotidianos.
Factores de riesgo de osteoporosis en personas mayores.
Identificar los factores de riesgo de osteoporosis en la tercera edad te permite tomar medidas preventivas antes de que la enfermedad se desarrolle.
Factores genéticos.
Historial familiar: si tus padres o hermanos han tenido fracturas osteoporóticas, tu probabilidad de desarrollar la enfermedad aumenta. Esta predisposición genética afecta cómo tu cuerpo construye y mantiene la masa ósea a lo largo de tu vida.
Género.
El género representa uno de los factores más influyentes. Las mujeres postmenopáusicas enfrentan un riesgo considerablemente mayor debido a la caída drástica de estrógeno, hormona esencial para mantener la densidad ósea. Durante los primeros cinco a siete años después de la menopausia, se puede perder hasta el 20% de la masa ósea.
Origen étnico.
Tu origen étnico también influye en tu susceptibilidad. Si eres de ascendencia caucásica o asiática, tu riesgo aumenta comparado con otras etnias.
Composición corporal.
La composición corporal importa: mantener un peso corporal bajo (IMC menor a 19) debilita tus huesos y reduce las reservas óseas naturales.
Estilo de vida.
El estilo de vida sedentario acelera la pérdida ósea, mientras que el consumo prolongado de tabaco y alcohol interfiere directamente con la absorción de calcio y la formación de hueso nuevo.
Deficiencias nutricionales.
Las deficiencias nutricionales de calcio y vitamina D comprometen la estructura ósea desde sus cimientos.
Medicamentos.
Ciertos medicamentos, especialmente los corticosteroides utilizados durante más de tres meses, aceleran la pérdida de densidad ósea incluso en dosis bajas.

Síntomas y diagnóstico precoz de la osteoporosis en la tercera edad.
La osteoporosis en la tercera edad presenta un desafío particular: es una enfermedad silenciosa. Los síntomas de osteoporosis no se manifiestan en las etapas iniciales, y muchas personas desconocen que sus huesos se están debilitando hasta que experimentan su primera fractura.
Estas fracturas silenciosas pueden ocurrir en la columna vertebral sin que la persona lo note, causando únicamente una ligera pérdida de altura o cambios en la postura o alineación del cuerpo.
El diagnóstico temprano de la osteoporosis en la tercera edad se convierte en tu mejor aliado. La densitometría ósea es la prueba estándar que mide la densidad mineral de tus huesos, permitiendo identificar la pérdida ósea antes de que ocurra una fractura. Esta prueba es rápida, indolora y especialmente recomendada para mujeres mayores de 65 años y hombres mayores de 70 años.
Las consecuencias de una fractura por osteoporosis en la tercera edad van más allá del dolor físico inmediato. Puedes experimentar:
Pérdida de movilidad e independencia.
Dolor crónico persistente.
Deformidades posturales permanentes.
Necesidad de asistencia para actividades cotidianas.
Mayor riesgo de fracturas adicionales.
¿Podemos prevenir la osteoporosis en la tercera edad?
Prevención primaria: hábitos alimenticios para fortalecer los huesos.
La prevención de la osteoporosis en la tercera edad comienza con decisiones que mejoren la alimentación diaria en tu plato. Tu cuerpo necesita nutrientes específicos para mantener la densidad ósea, y la dieta saludable debe priorizarlos.

Alimentos ricos en calcio para tu día a día.
El calcio actúa como el material de construcción de tus huesos. Necesitas incorporar estas opciones en tu alimentación regular:
Lácteos bajos en grasa: yogur natural, leche descremada y quesos frescos te proporcionan calcio sin exceso de grasas saturadas.
Sardinas enlatadas: estas pequeñas aliadas contienen calcio en sus espinas blandas comestibles.
Nueces y almendras: un puñado diario aporta calcio y grasas saludables.
Vegetales de hoja verde oscura: brócoli, col rizada y espinacas complementan tu ingesta de calcio.
El papel fundamental de la vitamina D: Esta vitamina permite que tu cuerpo absorba el calcio de la dieta efectivamente. Puedes obtenerla mediante:
Exposición solar moderada: 15-20 minutos diarios de sol en brazos y piernas.
Alimentos fortificados: cereales, jugos de naranja y leches vegetales enriquecidas.
Pescados grasos: salmón, atún y caballa son fuentes naturales excepcionales.

Mantener un peso corporal saludable es importante: El peso corporal influye directamente en la salud ósea. El bajo peso aumenta el riesgo de fracturas, mientras que un peso adecuado protege tus huesos al mantener la masa ósea y proporcionar amortiguación natural durante las caídas.
Prevención secundaria: ejercicio físico para mantener huesos fuertes
El ejercicio físico para evitar la osteoporosis en la tercera edad es una herramienta fundamental para preservar la densidad ósea. La actividad física fortalece tus huesos. Debe incluir tres componentes esenciales que trabajan juntos para proteger tu esqueleto.

Los ejercicios de fuerza, flexibilidad y aeróbicos recomendados incluyen:
Ejercicios de fuerza: Levantamiento de pesas ligeras, bandas de resistencia o tu propio peso corporal fortalecen directamente los huesos y músculos.
Actividades aeróbicas de impacto: Caminar, bailar o subir escaleras estimulan la formación ósea mediante el impacto controlado.
Ejercicios de flexibilidad: Yoga y estiramientos mantienen la movilidad articular y reducen la rigidez.
La práctica regular de estas actividades genera beneficios que van más allá de la densidad ósea. Mejoras tu equilibrio, coordinación y fuerza muscular, reduciendo significativamente el riesgo de caídas.
Tu sistema musculo esquelético se mantiene activo, promoviendo la regeneración ósea natural. Dedica al menos 30 minutos diarios a alguna forma de ejercicio, adaptando la intensidad a tus capacidades individuales y consultando siempre con tu médico antes de iniciar cualquier programa de actividad física.
Cambia tu estilo de vida y reduce el riesgo de osteoporosis en la tercera edad.
Adoptar un estilo vida saludable para evitar la osteoporosis en la tercera edad requiere modificaciones específicas en tus hábitos diarios. El tabaco y el alcohol representan dos enemigos silenciosos de tus huesos que debes enfrentar de manera directa.
Eliminación del tabaco y reducción del alcohol.
Evitar el tabaco y el alcohol no es solo una recomendación general de salud. El tabaco interfiere directamente con la absorción de calcio y reduce la producción de estrógeno en las mujeres, acelerando la pérdida ósea. Si fumas, cada cigarrillo que eliminas cuenta.
El alcohol, cuando se consume en exceso, bloquea la capacidad del cuerpo para absorber calcio y afecta la producción de células formadoras de hueso. Limitar el consumo a una bebida ocasional marca será de gran beneficio para la salud de tus huesos.
Estrategias de prevención de caídas
La prevención de caídas en el hogar en las personas que rondan la tercera edad protege directamente tus huesos. Implementa estas medidas prácticas:
Instala barras de apoyo en baños y pasillos.
Elimina alfombras sueltas y cables expuestos.
Mejora la iluminación en todas las áreas de la casa.
Usa calzado antideslizante con suela firme.
Mantén los objetos de uso frecuente a altura accesible.
Controla tu peso corporal.
Tratamiento médico complementario cuando es necesario.
Cuando las medidas preventivas no son suficientes o existe un riesgo elevado de fracturas, el tratamiento de la osteoporosis en la tercera edad con medicamentos se convierte en una herramienta fundamental. Tu médico puede recomendar intervención farmacológica si presentas una densidad ósea muy baja, antecedentes de fracturas previas o múltiples factores de riesgo combinados.
El fortalecimiento óseo mediante fármacos incluye diferentes opciones de medicamentos:
Bifosfonatos: medicamentos que ralentizan la pérdida ósea y reducen el riesgo de fracturas.
Moduladores selectivos de receptores de estrógeno: ayudan a mantener la densidad ósea en mujeres postmenopáusicas.
Terapias hormonales: en casos específicos donde los beneficios superan los riesgos.
Denosumab: anticuerpo monoclonal que previene la degradación ósea.
Teriparatida: estimula la formación de hueso nuevo en casos severos.
Cada medicamento tiene indicaciones específicas y posibles efectos secundarios. Con las visitas regulares a tu especialista podrás monitorear la efectividad del tratamiento mediante densitometrías de seguimiento o ajuste de dosis según tu respuesta individual y detectar cualquier complicación tempranamente.
La adherencia al tratamiento indicado es determinante para mantener tus huesos fuertes o enfrentar fracturas incapacitantes.
¿Es prevenible la osteoporosis en la tercera edad?
La prevención efectiva de la osteoporosis en la tercera edad es absolutamente posible cuando combinas las estrategias correctas.
La salud ósea de las personas mayores depende de tres pilares fundamentales: una alimentación rica en calcio y vitamina D, ejercicio físico regular adaptado a tus capacidades, y la eliminación de hábitos nocivos como el tabaco y el alcohol excesivo.
La realidad es clara: aunque no puedes eliminar completamente el riesgo de desarrollar osteoporosis en la tercera edad, sí puedes reducirlo de manera significativa. Los estudios demuestran que las personas que adoptan estos hábitos preventivos experimentan menos fracturas y mantienen mejor densidad ósea.
La calidad de vida de los ancianos mejora notablemente cuando se toman acciones preventivas. No esperes a recibir un diagnóstico para comenzar. Implementa estos cambios hoy mismo, sin importar tu edad actual.
Tus huesos te lo agradecerán mañana, y tu independencia en la tercera edad estará mejor protegida. La prevención comienza con tu decisión de actuar ahora.
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