
La mayor causa de defunción del mundo según la Organización Mundial de la Salud es la cardiopatía isquémica, responsable del 16% del total de muertes en el mundo. Desde el año 2000, el mayor aumento de muertes corresponde a esta enfermedad, que ha pasado de más de 2 millones de defunciones en 2000 a 8,9 millones en 2019.
¿Qué es la cardiopatía isquémica?
Esta enfermedad se produce cuando se acumula colesterol, calcio y otras sustancias en las arterias coronarias del corazón. Como consecuencia, se producen obstrucciones en estas vías que se manifiestan en angina de pecho, infarto de miocardio o muerte súbita.
¿Cómo se puede evitar la cardiopatía isquémica?
Las medidas eficaces demostradas incluyen la detección y el control de los principales factores de riesgo cardiovasculares:
• Controla el colesterol: Existen varios tipos de colesterol: el total, el LDL o “colesterol malo” y el HDL o “colesterol bueno”. El aumento del colesterol LDL supone un elevado riesgo de enfermedad coronaria. En personas sin cardiopatía isquémica previa, el nivel de colesterol LDL recomendado es de <130 mg/dl, y en pacientes con angina, infartos previos o diabetes es de < 100 mg/dl.
• Controla la hipertensión arterial: es uno de los principales factores de riesgo coronarios. En personas con cardiopatía isquémica, la presión arterial debe estar por debajo de 130 mmHg para la sistólica (o máxima) y menos de 80 mmHg para la diastólica (o mínima). Si no hay riesgo cardiovascular es correcto mantenerla por debajo de 140/90 mm Hg.
• Evita el tabaco: Fumar multiplica el efecto de otros factores de riesgo para enfermedad coronaria. Es, además, el principal factor de riesgo modificable, por lo que su abandono es obligatorio en cualquier paciente que haya tenido una angina o infarto previo.
• Controla la diabetes, si se padece: los expertos en cardiología recomiendan un estricto control metabólico (glucemia y lípidos) ya que son pacientes con un riesgo muy alto de padecer problemas coronarios.
• Evita la vida sedentaria: El sedentarismo contribuye al sobrepeso y la obesidad, lo que se correlacionan con la dislipidemia y la hipertensión arterial. Además, la falta de ejercicio regular afecta negativamente a la salud metabólica, provocando un mayor riesgo de diabetes tipo 2.
Adicionalmente, La baja actividad física disminuye la producción de óxido nítrico, un compuesto crucial para la dilatación vascular, favoreciendo así la formación de placas ateroscleróticas en las arterias coronarias. Este proceso puede resultar en episodios isquémicos, llevándolos a condiciones más severas como infartos de miocardio.
• Evita el sobrepeso: esto provoca inflamación sistémica y resistencia a la insulina, lo que modifica el metabolismo de los lípidos y lleva a la formación de placas ateroscleróticas en las arterias. Estas placas restringen el flujo sanguíneo y, en última instancia, pueden resultar en angina de pecho o infarto de miocardio. Además, el exceso de peso aumenta la carga hemodinámica sobre el corazón, lo que puede provocar un debilitamiento del músculo cardíaco y contribuir al desarrollo de insuficiencia cardíaca.
• Evita el estrés: La respuesta fisiológica al estrés incluye la liberación de hormonas como el cortisol y la adrenalina, que provocan un aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Estos cambios temporales, aunque útiles en situaciones de emergencia, pueden convertirse en factores de riesgo si el estrés se convierte en una constante en la vida cotidiana.
Excelentes temas y muy bien desarrollados y explicados. Los felicito. Sigan adelante. Los leeré para aprender más de ustedes.