No somos únicos, los estudios científicos muestran que todos, absolutamente todos, seamos amigos o enemigos compartimos un 99,9% de nuestros genes. Es tan solo el 0,1% restante lo que nos hace especiales.
Nuestros genes.
Los genes son segmentos de ADN (ácido desoxirribonucleico) y es el material genético que contiene las instrucciones necesarias para el desarrollo y funcionamiento de todos los organismos vivos.
Está compuesto por una secuencia de nucleótidos, que son las unidades básicas del ADN. En los seres humanos, el ADN se organiza en 23 pares de cromosomas, y es la secuencia de estas bases las que codifican nuestras similitudes y diferencias.
La pequeña fracción del 0.1% de variación en nuestro ADN representa millones de diferencias individuales. Estas variaciones pueden influir en una amplia gama de características, desde el color de nuestros ojos hasta nuestra predisposición a ciertas enfermedades. Sin embargo, estas diferencias son a menudo superficiales y no afectan fundamentalmente nuestra naturaleza como especie.
Aunque puede parecer que somos casi idénticos a nivel genético, esta diversidad es crucial para nuestra supervivencia y adaptación. La variabilidad genética nos permite adaptarnos a diferentes entornos y desafíos, como enfermedades infecciosas o cambios climáticos.
A lo largo de la historia evolutiva humana, las poblaciones enfrentaron diversos retos ambientales. Aquellos individuos con variaciones genéticas que les conferían ventajas adaptativas tuvieron más probabilidades de sobrevivir y reproducirse. Este proceso llevó a la rica diversidad cultural y biológica que observamos en el mundo hoy.