Cortar cebollas es una tarea común en la cocina, pero a menudo viene acompañada de lágrimas involuntarias. Este fenómeno ocurre debido a la liberación de un compuesto que se convierte en gas al cortar la cebolla y, al entrar en contacto con los ojos, provoca irritación y lagrimeo.
Este fenómeno se debe a los compuestos sulfurados que se liberan cuando la cebolla es cortada, los cuales reaccionan con la humedad de nuestros ojos, formando ácido sulfúrico. Este ácido irrita las terminaciones nerviosas de los ojos, provocando el lagrimeo. Afortunadamente, existen diversos métodos que pueden ayudar a mitigar estos molestos efectos, permitiéndonos cocinar con mayor comodidad y sin molestias.
¿Por qué nos lloran los ojos al cortar cebolla?
La cebolla es un vegetal que absorbe azufre del suelo donde está cultivada. Al cortarla se rompen sus moléculas, por lo que sus componentes se evaporan y se dispersan en el ambiente. Concretamente los aminoácidos sulfóxidos se convierten en gas de azufre que, al contacto con la superficie ocular, produce irritación y lagrimeo reflejo.
Cuando cortamos cebollas, se rompen las células del vegetal, liberando enzimas que reaccionan con los sulfuros naturales de la cebolla. Esta reacción produce una sustancia química llamada sulfóxido de tiopropanal.
Al entrar en contacto con los ojos, dicha sustancia se convierte en ácido sulfúrico, un irritante que estimula las glándulas lagrimales, provocando el lagrimeo como respuesta defensiva para diluir y eliminar el irritante.
De esta manera, cuando cortamos cebolla lo que provocamos es que se desprenda el azufre que contiene y nuestro sistema ocular se protege del ácido sulfúrico para evitar un daño mayor para los ojos. Por este motivo, esto no ocurre si manipulamos la cebolla entera.
¿Cómo evitar que nos lloren los ojos?
Las precauciones las podemos tomar desde el momento de la compra. Se recomienda que se elijan aquellas cebollas que no estén golpeadas, con raspones o expuestas. Es preferible las que se encuentran enteras y sin golpes.
Enfriar la cebolla: Debemos colocar la cebolla en la heladera durante unos 30 minutos antes de cortarla. El frío ralentiza la liberación de los compuestos que producen el lagrimeo.
Usar un cuchillo afilado: Un cuchillo bien afilado reduce la cantidad de daño celular en la cebolla y, por lo tanto, minimiza la liberación de compuestos irritantes.
Cortar bajo agua: Cortar la cebolla bajo un chorro de agua o en un recipiente con agua puede ayudar a disolver los compuestos antes de que lleguen a tus ojos.
Ventilación: Debemos asegurarnos de cortar la cebolla en un espacio bien ventilado. Puedes utilizar un extractor de aire o un ventilador para dirigir los vapores lejos de tu cara.
Usar lentes protectores: Utilizar anteojos de seguridad o protección ocular puede evitar que los compuestos que causan lagrimeo lleguen a nuestros ojos.
Si ya has sido víctima de su “gas irritable”, es importante que no te frotes los ojos con las manos que tienen el jugo que cae de la cebolla cortada.
Cuando ya no puedas soportar más, lava bien tus manos, y con abundante agua, lava tu cara, sin ingresar este líquido al interior de tu ojo.