La práctica de la deformación del cráneo de forma artificial ha sido realizada por diversas culturas en distintas partes del mundo a lo largo de la historia. Estas culturas tenían una amplia variedad de cánones de belleza que reflejaban sus valores, creencias y perspectivas estéticas. Estos no solo estaban influenciados por aspectos físicos, sino que también estaban intrínsecamente ligados a la religión, el estatus social, el género y a menudo tenían un significado simbólico.
¿Por qué se deformaban el cráneo?
Esta práctica se realizaba con el fin de adquirir estatus social además de que se consideraban a estas personas de cabezas ovaladas como más inteligentes y espiritualmente mejor conectadas al mundo de sus ancestros.
En el Antiguo Egipto, por ejemplo, se han hallado evidencias de la práctica de la deformación del cráneo intencional, especialmente entre ciertos miembros de la élite, lo que sugiere un posible simbolismo de estatus social. Por otro lado, en algunas culturas precolombinas de Mesoamérica, como los Mayas, se ha documentado la práctica de la deformación craneal con la finalidad de distinguir a ciertos grupos sociales o étnicos.
¿Cómo lo hacían?
La realización de esta práctica se comenzaba en la infancia, donde aún no existe una total calcificación de los huesos y se les comprimían la cabeza con materiales rígidos como tablas y materiales flexibles como vendajes y almohadillas, logrando moldearlas, dándoles forma cónica u ovalada.
Todos estos procederes se debían de realizar muy temprano después del nacimiento y generalmente hasta los tres años, aprovechando este periodo en el cual las fontanelas están abiertas y los huesos del cráneo todavía no han consolidado su unión mediante las suturas. Gracias a esta capacidad transitoria de nuestro cráneo es que le permite remodelarse durante la fase de alumbramiento y podemos nacer de un parto natural o transvaginal.
Esta práctica ancestral ha variado en técnicas y propósitos culturales a lo largo del tiempo y en diferentes regiones.
En algunos países de América, Europa y África, la deformación craneal intencionada era algo común y se realizaban para mejorar socialmente.
Algunas culturas antiguas que realizaron este tipo de modificaciones craneales incluyen a los mayas, los egipcios, los hunos, los alanos, los eslavos, diversas tribus del Congo, entre otras.
Consecuencias para la salud.
Esta forma del cráneo era exhibida con orgullo sin darle importancia a la repercusión que podían tener desde el punto de vista de su salud esta nueva disposición de los huesos del cráneo.
La deformación intencionada del cráneo, ya sea mediante la elongación artificial o mediante otras prácticas de modificación craneal, puede conllevar diferentes riesgos y efectos adversos para la salud, especialmente durante el desarrollo cráneo facial. Algunos de los posibles daños a la salud asociados a estas prácticas son:
1. Problemas ortopédicos y musculares: La presión aplicada para deformar el cráneo puede tener efectos en la alineación de la columna vertebral y provocar desequilibrios musculares en el cuello y la espalda.
2. Compresión cerebral: La deformación del cráneo puede, en ciertos casos, causar compresión del cerebro y afectar su desarrollo, particularmente durante la infancia, lo que a su vez podría influir en el desarrollo cognitivo.
3. Problemas visuales y auditivos: Alterar la forma del cráneo puede provocar problemas en la vista y la audición, como estrabismo o dificultades auditivas.
4. Dificultades respiratorias: En algunos casos, la deformación craneal puede afectar la cavidad nasal y las vías respiratorias, lo que puede llevar a una obstrucción parcial y causar dificultades respiratorias.
Es importante señalar que, si bien la deformación craneal intencional ha sido realizada por diversas culturas en el pasado, actualmente es generalmente considerada una práctica inaceptable en términos de salud y bienestar infantil. Además, muchos países han legislado en contra de estas prácticas, reconociendo los riesgos asociados a la salud.
A nivel antropológico, la elongación craneal artificial ha sido objeto de estudio para comprender las complejas interacciones culturales, sociales y simbólicas que influyen en las prácticas corporales y en las percepciones de la belleza, el estatus y la identidad en diversas sociedades a lo largo del tiempo.
Esta costumbre ha sido una práctica cultural realizada por diversas civilizaciones antiguas y sigue siendo un tema de interés para la antropología y la arqueología en el estudio de las costumbres y creencias de nuestros antepasados.
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